lunes, 9 de mayo de 2011

El golpista felón

UNO
Cuando Ollanta Humala era teniente coronel en actividad del Ejército peruano, y cuando el presidente democrático Alejandro Toledo envió al teniente coronel Ollanta Humala como agregado militar primero a París y luego a Seúl, Ollanta Humala permitió que, quincena a quincena, se repartiera gratuitamente en el Perú un periódico titulado “Ollanta” (no Antauro: Ollanta), en el que se insultaba con las peores bajezas al presidente Toledo, se arengaba a los lectores de “Ollanta” a dar un golpe y derribar al gobierno de Toledo, se afirmaba que el gobierno de Toledo había perdido la legitimidad democrática y se hacía apología de la violencia en un lenguaje descaradamente terrorista. El teniente coronel Ollanta Humala, cobrando sueldo del gobierno de Toledo en París y luego en Seúl, permitía y alentaba al mismo tiempo que un pasquín repugnante, con su nombre “Ollanta” como gran titular, exigiese con lenguaje procaz y en tono injurioso y abiertamente antidemocrático el golpe militar contra el gobierno de Toledo. Por consiguiente, el teniente coronel Ollanta Humala era un soldado traidor, un oficial felón, un golpista encubierto conspirando activamente, cada quincena, contra la democracia peruana, al tiempo que, con absoluta desfachatez, cobraba su sueldo en París y Seúl de la misma democracia peruana que él pretendía dinamitar. En los años 2002, 2003 y 2004 en que el venenoso pasquín “Ollanta” exigió en titulares tremebundos la insurgencia popular y el derrocamiento del gobierno legítimo de Toledo, ni una sola vez el teniente coronel en actividad Ollanta Humala hizo un gesto público de repudio o protesta frente a un periódico que llevaba su nombre, que publicaba su foto en la portada diciendo “Exclusivo desde Francia: Comandante Ollanta Humala: Mi preocupación es estar seguro hacia dónde debe apuntar el filo de mi espada” (Quincenario “Ollanta”, 14 de agosto de 2003). En esos tres años, el teniente coronel Ollanta Humala no mandó una sola carta a los periódicos desmarcándose del contenido vicioso y terrorista del panfleto “Ollanta”, no presentó una sola demanda judicial para evitar que ese libelo abyecto usara su nombre “Ollanta” (que, por lo demás, no es un nombre frecuente entre los peruanos), no emitió declaración pública alguna condenando el periódico “Ollanta”, no hizo el más leve gesto para dejar constancia ante la historia de que ese periódico golpista, sedicioso, que preparó el terreno para el Andahuaylazo, no representaba sus ideas políticas. El teniente coronel Ollanta Humala bien callado y contento se quedó, porque entonces estaba convencido de que el periódico golpista “Ollanta”, que le repartía quincenalmente su hermano Antauro (y que con seguridad se imprimía con dineros llegados desde la Venezuela), estaba lanzando y apuntalando su carrera política y abriéndole las puertas a la captura del poder, tal como lo había educado su padre Isaac, comunista ortodoxo de la vieja guardia. Por eso publicaban las fotos de Ollanta Humala en la portada glorificándolo, exaltándolo, diciendo “Mi preocupación es hacia dónde debe apuntar el filo de mi espada”. Su preocupación no era preservar la democracia y respetar la paz. Su preocupación era blandir su espada filuda y capturar el poder. 

DOS
Siendo agregado militar en París del presidente democrático Toledo, el teniente coronel Ollanta Humala permitió que su periódico “Ollanta” titulase: “El Perú ya no es Nación, ahora es Colonia” (Quincenario “Ollanta”, febrero 2003), “¿Habrá Presidente Más Pelele? Toledo degenera al Perú en hazmerreír mundial” (“Ollanta”, marzo 2003), “La República Criolla debe agonizar más rápidamente” (“Ollanta”, agosto 2003), “¡Tiro al Traidor! ¡Del 2004 no pasa la Putrefacta Republiqueta Criolla!” (“Ollanta”, diciembre 2003), “¡Con Dos Cacerinas se Compone el Estado de Derecho!” (“Ollanta”, enero 2004), “¡Pueblo en Marcha! ¡Abajo el Tirano!” (“Ollanta”, febrero 2004). Harto de esa inmunda campaña golpista que el teniente coronel Ollanta Humala permitía y alentaba en el periódico “Ollanta”, el presidente Toledo castigó a Ollanta Humala mudándolo, como agregado militar muy bien remunerado, de París a Seúl. Pero como las injurias y las diatribas no cesaban, y como Ollanta y Antauro Humala exigían un golpe contra el gobierno democrático, el presidente Toledo hizo lo que tenía que hacer: a finales de 2004, ordenó al Comandante General del Ejército que diera de baja, por golpista, por traidor a la democracia, por felón, al teniente coronel Ollanta Humala, que en efecto fue expulsado deshonrosamente del Ejército peruano los últimos días de 2004. Quedó entonces muy claro que Ollanta Humala era un conspirador contra la democracia que presidía Alejandro Toledo y que era un militar fracasado que había sido dado de baja por promover el golpe de Estado contra un gobierno legítimo nacido de la voluntad popular.

TRES
Como consecuencia de la humillación que sufrió al ver interrumpida su carrera militar (una carrera que debía continuar hasta 2016), y furioso con el presidente Toledo, quien con toda justicia había ordenado su destitución, el teniente coronel dado de baja Ollanta Humala tomó una represalia inmediata contra Toledo, es decir se vengó o intentó vengarse de quien lo había expulsado del Ejército. En efecto, Ollanta Humala quiso expulsar a Toledo del gobierno, mediante un golpe militar que su hermano Antauro perpetró en Andahuaylas hace seis años, al comenzar el 2005, golpe que causó la muerte de cuatro policías inocentes, cuya comisaría fue emboscada por la gavilla de hampones golpistas comandados por Antauro Humala. Ollanta Humala ha declarado en días recientes que no tuvo “arte ni parte” en ese golpe militar de Andahuaylas. Ollanta Humala miente. Cuando ocurrió dicho golpe, y a sabiendas de que habían muerto cuatro policías, Ollanta Humala declaró desde Seúl: “Llamo a desconocer la democracia de Toledo, que ha perdido la soberanía y la legitimidad”; declaró desde Seúl después del golpe: “Llamo a la insurgencia popular, y así lo demando”; declaró desde Seúl después del golpe: “Respaldo la acción política viril de mi hermano, que es la insurgencia”; declaró desde Seúl después del golpe que los golpistas “Son militares y están haciendo el trabajo que saben hacer”; declaró desde Seúl después del golpe que los golpistas asesinos “No son subversivos, son patriotas que se sienten estafados por un gobierno que nos ha robado la democracia”. Por lo tanto, el teniente coronel dado de baja por golpista Ollanta Humala no sólo alentó y reclamó el golpe militar contra la democracia de Toledo en su periódico “Ollanta” los años 2002, 2003 y 2004, sino que, una vez producido ese golpe, y muertos cuatro policías, Ollanta Humala justificó el golpe, aplaudió el golpe, respaldó el golpe como “una acción viril” y dijo que los golpistas asesinos “son unos patriotas”.

CUATRO
Queda demostrado que el teniente coronel dado de baja por golpista Ollanta Humala conspiró contra la democracia peruana, pidió una y otra vez el golpe militar contra el presidente Toledo desde su periódico “Ollanta”, lanzó una proclama golpista desde Seúl el 1 de enero de 2005 afirmando que el gobierno de Toledo no era democrático ni legítimo y que por consiguiente se justificaba una insurgencia popular para derribarlo y, en una entrevista con Jesús Miguel Calderón, de Radioprogramas del Perú, emitida el 1 de enero de 2005, aplaudió el golpe fallido de Andahuaylas. Dijo “respaldo la acción política de mi hermano que es la insurgencia”, dijo que el golpe de Andahuaylas era “una acción viril”, aplaudió a los golpistas y afirmó en tono inflamado que los golpistas asesinos “no son subversivos, son unos patriotas”. Es un hecho histórico probado más allá de la duda razonable que el teniente coronel dado de baja Ollanta Humala fue el autor intelectual y el cómplice moral de un golpe sangriento contra la democracia peruana ocurrido hace seis años, golpe que provocó la muerte de cuatro policías inocentes. Un soldado desleal, un golpista felón, un apologista de la violencia, un admirador de asesinos a quienes llamó “patriotas”, no merece ser presidente del Perú.

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