lunes, 25 de abril de 2011

La ruleta rusa

UNO
Si el señor Ollanta Humala es un demócrata, ¿por qué no renunció al Ejército golpista de Fujimori en 1992? ¿Por qué no se atrevió a dejar constancia ante la historia de alguna manifestación de protesta o desacuerdo con ese acto de barbarie?

Si la señora Keiko Fujimori es una demócrata, ¿por qué le cuesta tanto trabajo reconocer que el golpe de Estado que fraguó y perpetró su padre en 1992 fue un grosero atropello a la legalidad democrática? ¿Por qué se obstina en defender aquel error clamoroso?

DOS
Si el señor Ollanta Humala es un demócrata y es muy respetuoso de los derechos humanos, ¿por qué sirvió activamente, sin dudas ni murmuraciones, en el Ejército golpista de Fujimori y Montesinos, que cometió numerosas violaciones a los derechos humanos con el pretexto de combatir el terrorismo? ¿Por qué no se apartó de ese Ejército acanallado que vulneraba de un modo sistemático los derechos humanos? ¿Por qué fue cómplice entusiasta de esa gavilla de crápulas y hampones uniformados que le besaban el culo a Montesinos y se limpiaban el culo con los derechos humanos?

Si la señora Keiko Fujimori es una demócrata y es muy respetuosa de los derechos humanos, ¿por qué afirma que la dictadura abusiva e inescrupulosa que presidió su padre ha sido el mejor gobierno de la historia del Perú? ¿Cómo puede permitirse la insolencia moral de cubrir de gloria a un gobierno que dinamitó las instituciones democráticas y se llenó de ladrones, matones y tramposos? ¿Cómo puede no advertir con una mínima lucidez que el gobierno de su padre fue, ante todo y sobre todo, una dictadura, no importa si una dictadura popular o una dictadura eficiente?

TRES 
Si el señor Ollanta Humala es un demócrata, ¿cómo pudo permitir que su hermano Antauro intoxicase las mentes de los peruanos más incautos con ese pasquín repugnante precisamente titulado “Ollanta”, que pedía el golpe sangriento contra el gobierno legítimo (impopular, pero incuestionablemente legítimo) del presidente Toledo? ¿Cómo pudo permitir que su nombre Ollanta fuese un grito de guerra bárbaro, racista y subversivo contra un gobierno surgido de la voluntad popular? ¿Cómo pudo permitir que su nombre se asociase con un panfleto sedicioso que exigía con descarado lenguaje terrorista el derrocamiento de un gobierno democrático? ¿Cómo pudo Ollanta Humala leer mes a mes en París y luego en Seúl, pagado por el gobierno de Toledo para que (no) trabaje como agregado militar, el periódico “Ollanta”, que pedía la muerte a sangre fría del propio Toledo y varios de sus ministros, entre ellos el señor Kuczynski, y no sentir vergüenza y asco?

Si la señora Keiko Fujimori es una demócrata que se propone presidir un gobierno respetuoso del equilibrio de poderes y la legalidad, ¿cómo puede incurrir en el error de decir que ella asume el activo y el pasivo del gobierno de su padre? ¿Cómo puede ignorar que el pasivo del gobierno de su padre es un número escandaloso de crímenes abominables? ¿Cómo puede olvidar que esos crímenes tuvieron lugar precisamente porque su padre le otorgó un poder irrestricto a un criminal prontuariado como Montesinos, que había sido expulsado del Ejército por espía y traidor a la patria? ¿Cómo puede seriamente tratar de convencernos de que su padre no sabía nada de las fechorías y las vilezas que ejecutó Montesinos con la complicidad de Alberto Fujimori?

CUATRO
Si el señor Ollanta Humala es un demócrata y un pacifista y muy respetuoso de los derechos humanos, ¿cómo pudo apoyar desde Seúl la carnicería nauseabunda que su hermano Antauro desató en una comisaría de los Andes peruanos? ¿Cómo pudo aplaudir que su hermano Antauro y sus alzados en armas asesinasen a sangre fría a cuatro honorables agentes de la ley, a cuatro policías inocentes? ¿Nos cree tontos el señor Humala cuando dice que él no sabía que su hermano Antauro se proponía hacer lo que finalmente hizo en Andahuaylas? ¿Nos cree tan despistados para suponer que él no leía en Seúl el periódico “Ollanta”, que anunciaba lo que en efecto ocurrió, es decir, un golpe militar sangriento contra el gobierno de Toledo? ¿Nos cree desmemoriados para olvidar que, ultrajando los cadáveres de aquellos policías asesinados, Ollanta Humala hizo una declaración radial desde Seúl saludando la cobarde emboscada del salvaje de su hermano Antauro?

Si la señora Keiko Fujimori quiere desmarcarse de la dictadura corrupta de su padre y convencernos de que ella es una demócrata convencida, ¿cómo puede decir que su padre será su asesor de lujo en caso de que ella gane las elecciones? ¿Cómo no se da cuenta de que los peruanos, en su amplia mayoría, no quieren que el señor Alberto Fujimori regrese en modo alguno al gobierno, ni como asesor de lujo ni como mandamás en la sombra ni como nada de nada?

CINCO
Si el señor Ollanta Humala quiere despejar o neutralizar la sospecha de que, una vez en el poder, será un atento pro cónsul del Imperio Bolivariano (como Evo Morales, como Daniel Ortega, como Rafael Correa), ¿por qué se le enreda la lengua y se le corta el aliento y empalidece y balbucea paparruchadas cuando le piden que reconozca algo elemental: que el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela no es democrático y es autoritario, abusivo y prepotente y ha manchado y envilecido la democracia venezolana? ¿Cómo puede decirnos el señor Humala que es un verdadero demócrata cuando no dice una sola palabra para condenar que el tiranuelo deslenguado de Hugo Chávez exalte y glorifique y presente como un arquetipo moral de la región a un dictador despreciable como Fidel Castro? ¿Cómo puede convencernos el señor Humala de que ahora sí cree en la democracia cuando uno de sus principales asesores, elegido congresista, es un comunista ortodoxo, Javier Diez Canseco, que defiende con entusiasmo las dictaduras cubana y venezolana?

SEIS
Si el señor Humala es elegido presidente, es altamente probable que 1) Una vez instalada la Asamblea Constituyente, que sin duda convocará como ha anunciado en su plan de gobierno, dé de baja (es decir, cierre o disuelva) al Congreso elegido el pasado 10 de abril, como hizo el presidente Correa en Ecuador, 2) Si Humala tiene mayoría en esa Asamblea Constituyente, sucumba a la tentación de A) introducir una cláusula que le permita la reelección inmediata, “a pedido del pueblo”, B) no forzar la enmienda a favor de la reelección, pero imponer el argumento de que, bajo esa nueva Constitución, su candidatura el 2016 sería la primera y, por tanto, no sería en rigor una reelección (el mismo argumento tramposo que usó el señor Fujimori en su candidatura ilegal del año 2000), o C) seguir el modelo argentino y presentar como candidata presidencial a su guapa e inteligente esposa Nadine.

SIETE
Si la señora Fujimori es elegida presidenta, es altamente probable que 1) El señor Humala diga en tono vocinglero que ha sido un fraude electoral orquestado por Alan García, 2) El señor Alberto Fujimori no sea exactamente indultado, pero sí amnistiado o conducido a un hospital con todas las comodidades del caso, 3) En ningún caso la señora Fujimori pretenda cerrar el Congreso en el que carece de mayoría absoluta, cambiar la Constitución de 1993, ni tratar de deslizar una enmienda constitucional a favor de su reelección el 2016.

OCHO
Si el señor Humala es elegido presidente, es altamente probable que 1) Los impuestos suban considerablemente, sobre todo a las mineras, 2) Los inversionistas extranjeros se replieguen, generando desempleo, 3) La riqueza del petróleo, el gas y los minerales sea controlada por el Estado, y 4) Los inversionistas chilenos sean hostigados.

NUEVE
Si la señora Fujimori es elegida presidenta, es altamente probable que 1) Los valores bursátiles, recuperada la confianza, suban de un modo significativo, 2) Las inversiones extranjeras se queden en el Perú y sigan llegando al Perú, creando miles de empleos y mejorando la calidad de vida de los más pobres, 3) Los grandes grupos mineros se vean obligados a pagar más impuestos, pero no sean nacionalizados, y 4) Los inversionistas chilenos no se retiren del Perú.

DIEZ
En ambos casos, la desconfianza de que el ganador sucumba a la tentación autoritaria tiene cierto fundamento, pero, en mi opinión, el peligro es sin duda mucho mayor si gana el señor Humala, golpista probado, matón enmascarado, admirador camuflado de dictadores como Hugo Chávez y Fidel Castro y cómplice del asesinato de policías inocentes en Andahuaylas.

En el caso del señor Humala, no tengo dudas de que, si gana, los peruanos más pobres verán un severo detrimento en su calidad de vida y muchos de ellos perderán sus empleos como consecuencia de la fuga de las inversiones extranjeras. En el caso de la señora Fujimori, no tengo dudas de que el crecimiento económico sostenido del Perú, que comenzó con la dictadura de su padre, continuará bien encaminado y el peruano promedio mejorará sus condiciones de vida y la pobreza en el Perú seguirá disminuyendo.

ONCE
Por consiguiente, y como yo no creo en la neutralidad, me reafirmo en mi convicción de que la señora Keiko Fujimori, no siendo desde luego la candidata perfecta, es sin duda el menor de los males y constituye un riesgo considerablemente menor al que representa la amenaza de un gobierno autoritario y estatista del golpista probado de Ollanta Humala. Por eso, el próximo 5 de junio iré a votar en Miami por la señora Keiko Fujimori. Y luego me quedaré los próximos cinco años viviendo en los Estados Unidos, porque no quiero vivir en el Perú gobernado por el golpista Humala ni pagarle mis impuestos al golpista Humala y porque mi apoyo a la señora Fujimori es totalmente desinteresado y no aceptaré ningún cargo público ni me rebajaré a la deshonra de vivir de los dineros de los contribuyentes. Yo soy un escritor y los escritores viven allí donde les resulta más propicio escribir y guardan prudente distancia de los políticos y, si algo conocen la naturaleza de su oficio y de la condición humana, huyen de la política y del poder como de la peste. Pero no por ello me quedaré callado, porque el próximo 5 junio los peruanos, por desgracia, jugarán nuevamente a la ruleta rusa.

domingo, 24 de abril de 2011

El Mal Absoluto

UNO
El señor Mario Vargas Llosa se ha precipitado por el abismo del siguiente razonamiento: Primero, debo votar en las elecciones peruanas del próximo 5 de junio; Segundo, no debo viciar el voto ni votar en blanco, tengo que elegir a un candidato; Tercero, dado que ningún candidato me parece del todo confiable ni despierta mi entusiasmo, debo elegir el menor de los males; Cuarto, el Mal Absoluto es la dictadura; Quinto, si voto por la señora Keiko Fujimori se instaurará con toda seguridad en el Perú una dictadura presidida de facto por su padre, Alberto Fujimori; Sexto, para evitar esa dictadura de Alberto Fujimori, que es el Mal Mayor, debo votar por Ollanta Humala, que tal vez instaure una dictadura al estilo venezolano, pero, de ser ese el caso, sería el Mal Menor por comparación con el Mal Mayor o el Mal Absoluto, encarnado en el señor Alberto Fujimori.

DOS 
El problema con el fabuloso razonamiento del señor Vargas Llosa es uno bien simple: ¿cómo infiere lógicamente que votar por la señora Keiko Fujimori implica necesaria e inexorablemente que el Perú sea gobernado los próximos cinco años por una dictadura presidida por el señor Alberto Fujimori? No hay un mínimo rigor cartesiano en tan inflamada deducción, puesto que: Primero, la señora Keiko Fujimori es una persona distinta de su padre y no un apéndice o un órgano vital del señor Alberto Fujimori; Segundo, la señora Keiko Fujimori tiene unas ideas políticas que no siempre coinciden con las de su padre, como lo demostró en el segundo gobierno de su padre, cuando pidió públicamente la destitución de Montesinos y cuando se opuso públicamente a la reelección ilegal de su padre, pedidos ambos que su padre ignoró o rechazó; Tercero, la señora Keiko Fujimori ha jurado por Dios (y, que se sepa, no es atea) que, si gana las elecciones, no indultará a su padre; y Cuarto, la señora Keiko Fujimori ha prometido que, si gana las elecciones, presidirá un gobierno democrático y honrado, que en cierto modo le permita limpiar moralmente a su apellido de los vicios autoritarios y las corruptelas que mancharon el gobierno de su padre, del mismo modo que el señor Alan García (con el voto del señor Vargas Llosa) tuvo ocasión de redimirse ante el Perú de los horrores, incompetencias y pillerías de su primer gobierno.

TRES
Si el Mal Mayor o el Mal Absoluto es en efecto la dictadura, y si queremos evitar una dictatura en el Perú, y si debemos votar el próximo 5 de junio, tal vez conviene razonar de la siguiente manera: Primero, como bien dice el señor Vargas Llosa, debemos elegir, puesto que no hacerlo parecería una postura irresponsable, como irresponsables son hasta el momento los señores Kuczynski, Toledo y Castañeda, que optan cómodamente por la opción pusilánime de repudiar a los dos candidatos y no tomar partido; Segundo, como bien dice el señor Vargas Llosa, debemos elegir, entre los dos candidatos, a quien nos dé más garantías de que respetará la democracia y mejorará las condiciones de vida de los peruanos; Tercero, así como la señora Keiko Fujimori no es responsable de que su padre haya tenido o aún tenga ideas dictatoriales, el señor Ollanta Humala no es responsable de que su padre, el señor Isaac Humala, comunista de la vieja guardia, haya tenido o aún tenga ideas dictatoriales, racistas, xenofóbicas y homofóbicas: es decir, no parece justo atribuir a los hijos las malas ideas de sus padres; Cuarto, para saber cuál de los dos candidatos tiene unas ideas más democráticas o menos democráticas, más liberales o menos liberales, más proclives a un gobierno estatista, autoritario o dictatorial, es preciso examinar cuidadosamente la biografía de ambos, así como sus planes de gobierno; Quinto, la biografía del señor Ollanta Humala revela que tramó y celebró un golpe frustrado contra la democracia peruana en 2005, mientras que la biografía de la señora Keiko Fujimori revela que nunca ha tramado ni ejecutado un atentado contra la democracia peruana y que más bien se opuso a la reelección antidemocrática de su padre el 2000; Sexto, el plan de gobierno del señor Ollanta Humala está plagado de ideas estatistas y antiliberales que harían que su gobierno oscilase entre la autocracia de Chávez en Venezuela y las democracias populistas de Correa en Ecuador y la viuda de Kirchner en Argentina; Séptimo, el plan de gobierno de la señora Keiko Fujimori asegura que el Perú siga en el camino del crecimiento económico basado en la creación de la riqueza gracias a la iniciativa privada, que es el modelo de prosperidad que debemos imitar de un país exitoso como Chile; Séptimo, no siendo justo asumir que si el señor Humala gana, el Perú tendrá de inmediato y de un modo ineluctable una dictadura, y siendo igualmente injusto asumir que si la señora Fujimori gana será inevitable que ella instaure una dictadura familiar encabezada por su padre, la biografía y el plan de gobierno del señor Ollanta Humala permiten llegar a la sensata y fundamentada conclusión de que si él gana las elecciones, el peligro de que la democracia peruana se vea minada o socavada es sin duda mayor al que representa la señora Fujimori, del mismo modo que, si gana el señor Humala, podemos afirmar que sus ideas económicas muy probablemente llevarán al Perú por el despeñadero del populismo estatista de la Argentina, Ecuador o Venezuela, a diferencia del plan de gobierno de la señora Fujimori, cuyas ideas a favor de la libertad económica casi seguramente propiciarán que el Perú continúe en la senda próspera de un país exitoso como Chile, donde cada año hay menos pobres (lo que no puede decirse de la Argentina, Ecuador ni Venezuela).

CUATRO
El señor Vargas Llosa ha dicho que la dictadura de Alberto Fujimori es una de las más espantosas y crueles de la historia. No es verdad. Al menos en el Perú, la dictadura militar del general Juan Velasco fue bastante más espantosa y cruel (especialmente para los pobres) que la del señor Fujimori. Y el señor Vargas Llosa aplaudió a la dictadura del general Velasco hasta bien entrado 1974 (leer “Sables y Utopías”). Por lo demás, si los peruanos pensaran mayoritariamente que la dictadura del señor Fujimori fue tan espantosa como dice el señor Vargas Llosa, y si pensaran mayoritariamente que el señor Alejandro Toledo fue un mejor presidente que el señor Fujimori, tiene cierta lógica suponer que entonces el señor Toledo estaría en la segunda vuelta y no la hija el señor Fujimori, puesto que, si bien votar por la hija del señor Fujimori no implica necesariamente votar por las ideas de su padre, sin duda es verdad que muchos de quienes han votado por la señora Keiko Fujimori recuerdan con aprecio, afecto o gratitud al señor Alberto Fujimori, quien, a pesar de los execrables crímenes que cometió, salvó al Perú del caos del terrorismo y la hiperinflación que le dejó Alan García.

CINCO
El señor Vargas Llosa ha dicho en Buenos Aires que votará por el señor Ollanta Humala “sin alegría y con temor”. Es una lástima que el Premio Nobel de Literatura se vea obligado a hacer algo que le provoca congoja, aflicción y cierto pavor. No parece justo que, a sus años, y con su enorme talento, y recibiendo casi un homenaje al día (cuando no dos), el señor Vargas Llosa se vea urgido a hacer algo que, según ha confesado, lo hundirá en las tinieblas de la tristeza y el miedo. Como peruano, y como admirador de su obra literaria, le ruego que, a su edad, sólo haga cosas que no le inspiren temor y le procuren la alegría que él bien se merece, y que se abstenga de hacer aquellas cosas que lo priven de una cierta felicidad o sosiego otoñal. El señor Vargas Llosa merece sentirse a gusto y vivir sin sobresaltos. Tal vez está en su mejor interés, y en el de la mayoría de los peruanos, que no sucumba a la tentación autodestructiva de votar por Ollanta Humala.

SEIS
Cuando el señor Vargas Llosa vendió a cambio de una pequeña fortuna los derechos cinematográficos de su novela “Pantaleón y las visitadoras” al entonces próspero empresario José Enrique Crousillat, ¿no sabía el bien informado señor Vargas Llosa que el señor Crousillat era un fervoroso admirador de la dictadura de Alberto Fujimori y que el canal de televisión del señor Crousillat rendía loas y alabanzas al dictador Fujimori? ¿No sabía el señor Vargas Llosa que los cuantiosos dólares que le pagó el señor Crousillat provenían de un empresario que era socio de Montesinos y, a la vez, leal e incondicional partidario de la dictadura de Fujimori, es decir del Mal Absoluto? Y cuando el señor Vargas Llosa le cobró al señor Crousillat, ¿lo hizo “sin alegría y con temor”? ¿O, como hemos de suponer, al recibir el dinero del Mal Absoluto prevaleció en su ánimo la alegría.

lunes, 18 de abril de 2011

Los golpes de Humala

UNO
El señor Alberto Fujimori dio un golpe de Estado en abril de 1992. Fue un grave error. Nada justifica atropellar el imperio de la ley. Sin embargo, la gran mayoría de los peruanos lo aplaudió entonces y lo reeligió años después. ¿Todos esos peruanos que celebraron el golpe del señor Fujimori y lo convalidaron votando por él en 1995 se habrán muerto ya? ¿Tanta gente se muere tan rápido? 

DOS
Cuando el señor Fujimori dio el golpe de 1992, su hija Keiko tenía apenas 16 años. Era menor de edad. Estudiaba en el colegio Recoleta. No tiene sentido suponer que Keiko tramó el golpe o participó del golpe o animó a su padre a dar el golpe. Keiko era una adolescente que cumplía deberes escolares. Por lo tanto, es injusto y abusivo culparla del golpe de su padre. A los hijos menores de edad no se les culpa por los errores o los delitos de sus padres. 

TRES
Cuando el señor Fujimori dio el golpe de 1992, el señor Ollanta Humala era oficial del Ejército peruano. Tenía 29 años, estaba a punto de cumplir 30 años. Era un soldado hacía ya 10 años desde 1982. Como todos saben, el señor Fujimori dio el golpe de Estado con el apoyo explícito del Ejército peruano. Para que no quedaran dudas, sacó los tanques a la calle y los jefes militares apoyaron públicamente el golpe. El Ejército fue, pues, cómplice del golpe, aliado del golpe, pieza clave del golpe. Sin el apoyo del Ejército, el golpe no hubiera sido posible. El señor Ollanta Humala no era menor de edad cuando el señor Fujimori dio el golpe. El señor Ollanta Humala estaba a dos meses de cumplir 30 años cuando el señor Fujimori dio el golpe. El señor Humala pudo renunciar al Ejército en protesta por el golpe. El señor Ollanta Humala debió renunciar al Ejército en protesta por el golpe. No lo hizo. El señor Humala siguió sirviendo leal y diligentemente al Ejército golpista de Fujimori durante ocho largos años más. En todo ese tiempo, el señor Humala, miembro activo del Ejército golpista al servicio de Fujimori, fue por consiguiente un aliado tácito del Jefe Supremo de su Ejército golpista. Si el señor Ollanta Humala fuese un demócrata, hubiese renunciado al Ejército cuando Fujimori dio el golpe del 92. No lo hizo. De modo que, como todos los militares que formaron parte del Ejército golpista a la órdenes de Fujimori y Montesinos, el señor Ollanta Humala también es responsable por apoyar con su silencio cómplice ese golpe de Estado. 

CUATRO
Cuando el señor Fujimori dio el golpe de 1992, yo tenía 27 años, vivía en Lima y presentaba un programa en Canal 5. Al día siguiente renuncié y me fui del Perú. Si yo pude renunciar a la televisión para no apoyar el golpe, el señor Humala también pudo renunciar al Ejército para no apoyar el golpe. El señor Humala no renunció ese año, ni el siguiente, ni el subsiguiente. Bien callado y contento se quedó sirviendo al Ejército golpista. Durante ocho años fue un peón del ajedrez de Fujimori y Montesinos. No tuvo el coraje ni la decencia de renunciar a un Ejército que todos sabían acanallado y envilecido y que era el sostén de la dictadura.

CINCO
Si el señor Humala fue cómplice del golpe del señor Fujimori en 1992 (el que calla, otorga), a finales de octubre del 2000, coludido con su hermano Antauro, lideró una rebelión militar el mismo día que huyó del Perú el bribón de Montesinos. Ocho años y medio necesitó el señor Humala para darse cuenta de que el Ejército abusivo al que servía con entusiasmo era, en la práctica, el partido político sin escrúpulos del señor Fujimori. Cuando por fin advirtió algo tan evidente, no renunció a dicho Ejército en forma pacífica. Lo que los hermanos Ollanta y Antauro Humala hicieron a finales de octubre del 2000 fue dar un golpe militar. Lo que pretendían era capturar el poder. No lo consiguieron. Fue un golpe torpe, fallido. Pero fue un golpe militar a una dictadura que se desplomaba. Por consiguiente, es rigurosamente cierto que el señor Ollanta Humala, junto con su hermano Antauro, se alzó en armas para tomar el poder de un modo violento los últimos meses del 2000. Si los hermanos Humala hubiesen tenido éxito en dicha sublevación golpista, ¿habría democracia ahora en el Perú? Yo creo que no.

SEIS
No fue aquella la única vez que los hermanos Ollanta y Antauro Humala dieron un golpe militar fallido para capturar el poder. Lo intentaron de nuevo años después. El 1 de enero del 2005, el señor Ollanta Humala, desde Seúl, fue el autor intelectual del golpe militar frustrado que su hermano Antauro, siguiendo sus órdenes, perpetró en el Perú. Dicho golpe había sido anunciado una y otra vez en el panfleto “Ollanta” que se repartía gratuitamente en el Perú. En ese pasquín, que llevaba el nombre de Ollanta Humala, se pedía el derrocamiento del gobierno del señor Toledo y el fusilamiento del presidente Toledo y de varios de sus ministros, entre ellos el señor Kuczynski. El señor Ollanta Humala era agregado militar del presidente Toledo en Seúl. El señor Ollanta Humala no podía ignorar que en el Perú su hermano Antauro repartía, mes a mes, miles de ejemplares de un libelo venenoso precisamente llamado “Ollanta” (no muchos peruanos se llaman Ollanta) que exigía el golpe sangriento contra el gobierno legítimo del señor Toledo y reclamaba “ajusticiar” (léase asesinar) a varios miembros de ese gobierno democrático. Si el señor Ollanta Humala permitió que durante meses su hermano Antauro distribuyese aquel periódico inmundo que llevaba el nombre de “Ollanta” y que pedía el golpe contra el presidente Toledo, es porque el señor Ollanta Humala estaba de acuerdo con las barbaridades antidemocráticas que dicho periódico publicaba. Pero, además, para confirmar que el golpe militar fallido del 1 de enero de 2005 fue una decisión tomada conjuntamente por los hermanos Ollanta y Antauro Humala, es preciso recordar que ese mismo día pasaba el retiro como militar el señor Ollanta Humala. Por si eso fuera poco, luego de que Antauro Humala capturase una comisaría de Andahuaylas, matando a cuatro policías y dando vivas desaforadas a su hermano Ollanta como próximo presidente del Perú, el propio señor Ollanta Humala declaró desde Seúl a Radioprogramas del Perú que apoyaba la rebelión de su hermano Antauro. Allí están como pruebas irrefutables las grabaciones en las que, a viva voz, desde Seúl, el señor Ollanta Humala aplaude con entusiasmo el golpe militar de su hermano Antauro. Ambos pensaban (deliraban) que capturarían el poder de un zarpazo, no importaba si matando policías inocentes. Como a finales del 2000, en enero de 2005 ambos pensaban (deliraban) que llegarían al gobierno a balazos. Si el señor Antauro Humala hubiese tenido éxito en su golpe militar de enero de 2005, ¿no es razonable suponer que enseguida habría llegado como un héroe al Perú su apandillado hermano Ollanta y que a continuación hubieran implantado una dictadura? Si ambos hubiesen tomado violentamente el poder en enero del 2005, ¿habría democracia ahora en el Perú? Yo creo que no.

SIETE
La señora Keiko Fujimori no ha tramado nunca un golpe militar. Su padre dio un golpe de Estado cuando ella tenía 16 años. La señora Keiko era menor de edad y, por tanto, no es responsable de los desmanes autoritarios en que incurrió su padre. Pero el señor Ollanta Humala fue cómplice de ese golpe porque no renunció (estando a punto de cumplir 30 años) al Ejército golpista de Fujimori y Montesinos, a quienes continuó sirviendo durante ocho años. Años más tarde, el 2000 y el 2005, el señor Ollanta Humala y su hermano Antauro trataron de tomar el poder violentamente en el Perú. Dieron dos golpes militares. Ambos golpes resultaron fallidos. Es decir que, además de golpistas, los hermanos Humala son un par de inútiles como golpistas. Si hemos de comparar las credenciales democráticas de la señora Fujimori y del señor Humala, la señora Fujimori no ha dado nunca un golpe militar y el señor Humala ha perpetrado dos golpes militares fallidos en el Perú. 

OCHO
Los venezolanos que votaron por el señor Hugo Chávez en 1998 lo hicieron a sabiendas de que había encabezado un golpe militar contra Carlos Andrés Pérez en 1992. Chávez era un golpista probado. Sin embargo, lo eligieron presidente y, por supuesto, no tardó en destruir la democracia venezolana. Los peruanos que voten el próximo 5 de junio por el señor Ollanta Humala estarán votando por un golpista probado no una sino dos veces. Como Chávez, si Humala llega al gobierno, no tardará en socavar la democracia peruana (convocará a una Asamblea Constituyente y terminará cerrando el Congreso, tal como hizo el presidente Correa en Ecuador) y en implantar un gobierno autoritario basado en el poder militar.

NUEVE
Votar por la señora Fujimori es votar por la preservación de la democracia peruana y por un modelo exitoso de crecimiento económico. Votar por el señor Humala es votar por un golpista probado que dinamitará la democracia y el crecimiento económico. Los verdaderos demócratas no votan por golpistas probados. El señor Ollanta Humala es un golpista probado. Por el bien del Perú, es hora de votar por la señora Keiko Fujimori.

DIEZ
No pocos temen que si la señora Fujimori gana, su padre saldrá en libertad. Del mismo modo, no pocos temen que si el señor Humala gana, su hermano Antauro, asesino convicto de policías, saldrá de la cárcel. Puestos a elegir el menor de los males, creo que el señor Fujimori en libertad será menos peligroso para el Perú que el golpista confeso y asesino de policías inocentes, Antauro Humala.

lunes, 11 de abril de 2011

Buenas y malas noticias

Es una mala noticia que el señor Humala (que no renunció al Ejército golpista cuando el señor Fujimori perpetró el golpe del 92, que apoyó desde Seúl el golpe fallido de su hermano Antauro contra el entonces presidente Toledo, emboscada que dejó varios policías muertos) haya obtenido más del 30 por ciento en las elecciones presidenciales de ayer.

Es una buena noticia que la señora Keiko Fujimori (que tenía 16 años cuando su padre dio el golpe del 92, que por consiguiente no puede ser responsable de los desmanes autoritarios del gobierno de su padre, que en el segundo gobierno de su padre hizo todo cuanto pudo para que despidieran al bribón de Montesinos, que se quedó valientemente en el Perú cuando su padre renunció y fugó de un modo deshonroso) haya obtenido un claro e inobjetable segundo lugar en las elecciones de ayer, con un porcentaje que sobrepasa el 23 por ciento de los votos.

Es una alentadora noticia que un candidato inteligente, moderno, de probado éxito personal como el señor Kuczynski haya quedado tercero, con más del 19 por ciento de los votos.

Es una gratificante noticia que el canalla envanecido de Toledo, que en algún momento decía en tono fanfarrón que ganaría en la primera vuelta, haya sido humillado por el pueblo, quedando relegado, con apenas 15 por ciento, a un vergonzoso cuarto lugar, a pesar del apoyo de Mario Vargas Llosa, quien parece tener más influencia entre los suecos que entre los peruanos.

Es una deliciosa y espléndida noticia que el señor Castañeda, un sujeto tan obtuso como prepotente, que se cree el inventor de la escalera y que causó un masivo daño cerebral con sus camisas amarillas y su discurso chocarrero, haya sido incapaz de llegar al 10 por ciento de la votación de ayer.

Es una estupenda noticia que el partido en el gobierno, esa secta o cofradía de pillos, adulones y trepadores, haya sufrido una debacle histórica, siendo reducido a escombros, con apenas 4 congresistas de los 130 elegidos ayer.

Es una orgásmica noticia que el partido del señor Barba sea ahora una morgue o funeraria porque no pasó la valla electoral. El Cambio Radical fue, en efecto, radical: lo que era un partido político familiar es ahora un velatorio desolado. Mis condolencias.

No es para nada seguro que la señora Fujimori será capaz de prevalecer sobre el señor Humala en la segunda vuelta.

Pero, en mi opinión, era bastante seguro que el señor Kuczynski, renuente a renunciar a su nacionalidad estadounidense, con una escuálida votación en la mayoría de las provincias, que ha quedado tercero gracias al voto educado y moderno de Lima, hubiera sido incapaz de derrotar al señor Humala en segunda vuelta.

Por eso apoyé a Keiko Fujimori y fui a votar por ella ayer en Miami Beach (no pude hacerlo porque la mesa estaba cerrada).

Creo que la segunda vuelta será muy reñida y quien resulte ganador lo será por un margen muy estrecho.

Mi pronóstico (o mi deseo) es que al final ganará Keiko sobre Humala.

Baso mi pronóstico en los siguientes cálculos: 1) Creo que 7 u 8 de cada 10 votantes de Kuczynski (sobre todo los de Lima) votarán sin dudarlo por la señora Fujimori y muy pocos de quienes han votado por el señor Kuczynski lo harán por el señor Humala; 2) Creo que los votos de Toledo se dividirán a partes iguales entre Humala y Keiko; 3) Creo que los votos de Castañeda se dividirán a partes iguales entre Keiko y Humala; 4) Creo que los votos apristas, no siendo muchos, irán consistentemente hacia la señora Fujimori. 

Es decir, el fiel de la balanza parecería ahora el señor Kuczynski, y dado que la mayor parte de sus votos proviene de la Lima moderna y bien informada, es razonable suponer que esas personas probablemente votarán por la señora Fujimori para evitar un triunfo del señor Humala.

Ya se sabe que en la segunda vuelta no gana el que más entusiasmo despierta, sino el que menos temor inspira.

Dicho esto, y sabiendo como sabemos que los peruanos somos políticamente impredecibles, creo que si el señor Humala neutraliza el miedo con un discurso moderado, y si consigue instalar el argumento de que un triunfo de la señora Fujimori sería un virtual regreso a la dictadura de su padre, no es improbable que sea Humala quien finalmente gane.

Como es obvio, si la señora Fujimori quiere ganar, tiene que seducir cautelosamente a los votantes de Kuczynski, Toledo y Castañeda. Cuando escribo “cautelosamente”, pienso que la señora Fujimori debe evitar sellar pactos o alianzas formales con esos tres candidatos. Ante todo, debe evitar la peligrosa fotografía que dé la impresión de que toda la clase política se une, desesperada, contra el insurgente señor Humala.

Pero si yo estuviera en los zapatos de la señora Fujimori, anunciaría ya mismo que, en caso de ganar, el primer ministro de mi gobierno será el señor Kuczynski. (Si me apuran diría: “Soy genéticamente hija de Alberto Fujimori, pero políticamente me considero hija de Pedro Pablo Kuczynski”). También anunciaría que el señor Castañeda será ministro de Transportes o de la Producción o de lo que quiera o ministro de Las Escaleras Infinitas.

En otras palabras, si la señora Fujimori dice de un modo claro y enfático “Si yo gano, no gobernará mi padre, sino gobernaremos PPK y yo”, sus probabilidades de ganar se multiplicarán, puesto que los votantes de PPK son, en esencia, alérgicos al señor Humala y, por consiguiente, fácilmente migrantes del entusiasmo por PPK a las simpatías por la mera K.

Siendo francamente abusivo atribuirle a la señora Fujimori los errores del gobierno de su padre, y siendo francamente grotesco suponer que un gobierno de la señora Fujimori sería tan autoritario y corrupto como el de su padre, queda por ver qué harán ahora los señores Kuczynski, Toledo y Castañeda. Lo inteligente y realista es aceptar que la señora Fujimori no es responsable de los errores o los delitos que cometió su padre, que si ella llegase al gobierno tendría la obligación moral de demostrar que el suyo será un gobierno democrático y honrado, a diferencia del de su padre, y que un triunfo del señor Humala pondría al Perú en el camino de Venezuela o Ecuador, mientras que una victoria de la señora Fujimori lo mantendría en la senda próspera de Chile.


Así las cosas, celebro que el 23 por ciento de los peruanos hayan votado ayer por la señora Fujimori, me alivia considerablemente que el señor Kuczynski por lo visto no haya quedado segundo (porque, en tal caso, creo que la victoria de Humala en la ronda final habría sido segura) y aplaudo el buen juicio de quienes castigaron con su voto al arrogante y falsete señor Toledo y al poco iluminado señor Castañeda, que ahora ya sabe que las escaleras que construyes son a veces las mismas por las que el pueblo te lleva, pasito a paso, para abajo.

Me divierte en extremo pensar qué harán ahora los señores Toledo y su padrino, el señor Vargas Llosa. No dudo de que los señores Kuczynski y Castañeda darán claras señales de apoyo a la señora Fujimori, lo mismo que seguramente harán las diezmadas huestes apristas (ahora reunidas en algún asilo de huérfanos en la clandestinidad). Pero, sabiendo como sabemos que los señores Toledo y Vargas Llosa aman tanto a la democracia como odian a la familia Fujimori en pleno, bien puede ocurrir que el señor Vargas Llosa y su entenado Toledo terminen apoyando, “en aras de la democracia”, al señor Humala, lo que confirmaría que Dios es un comediante y que en ningún caso es peruano.

lunes, 4 de abril de 2011

Mi voto es por Keiko

El próximo domingo iré a votar al centro de convenciones de Miami Beach.

Mi voto lo tengo decidido hace ya bastante tiempo. Votaré con entusiasmo por la señora Keiko Fujimori.

Quienes me conocen saben que hace varios años vengo diciendo que la señora Fujimori será la próxima presidenta del Perú. Es lo que sinceramente deseo por el bien de los peruanos.

Lo que no estaba en mis cálculos, y no deja de sorprenderme, es que, según las encuestas más confiables, el señor Ollanta Humala pasará a la segunda vuelta con una cómoda ventaja de varios puntos porcentuales sobre los demás candidatos. Felicitaciones al señor Humala. No he estado últimamente en el Perú ni he seguido de cerca su campaña, pero el señor Humala debe de haber hecho las cosas bastante bien para estar cómodamente instalado en el primer lugar de las preferencias de los peruanos.

Parece, pues, un hecho más o menos seguro que el señor Humala estará en la segunda vuelta. Si ello ocurre, debemos respetar la voluntad de quienes votarán por él. No parece conveniente insultar al señor Humala ni a sus votantes. El señor Humala ha sido inteligente y tenaz en presentarse como el cambio más radical o la oposición más firme a un gobierno que es repudiado por dos de cada tres peruanos. Tal vez por eso, y porque en los últimos cinco años ha hecho una campaña discreta y eficaz en todo el Perú, el señor Humala está cosechando ahora lo que ha sembrado con diligencia.

Con todo respeto al señor Humala, yo no votaré por él este domingo ni en la segunda vuelta. Creo que el señor Humala es una buena persona con malas ideas. Creo que un gobierno del señor Humala pondría en riesgo la democracia peruana (pues, como es bien sabido, el señor Humala admira a dictadores como Hugo Chávez y Fidel Castro) y frenaría al crecimiento económico sostenido de los últimos veinte años, que ha logrado rebajar la extrema pobreza en el Perú. El señor Humala dice ahora que su modelo o arquetipo o inspiración es Lula da Silva y no Hugo Chávez. Me reservo el derecho de no creerle del todo. Una vez en el poder, creo que el señor Humala será un fiel amigo y dócil aliado del dictador venezolano. Yo entrevisté al señor Hugo Chávez cuando era candidato a la presidencia venezolana en 1998. El señor Chávez me dijo en tono conciliador y moderado que discrepaba radicalmente del modelo cubano de Fidel Castro. Una vez que ganó las elecciones y se consolidó en el poder, Chávez, deshonrando sus promesas embusteras, ha hecho todo lo posible por glorificar a un tirano despreciable como Fidel Castro y para que Venezuela se parezca cada día más a Cuba.

Yo no quiero que el Perú se parezca a la Venezuela crispada y estatista de Chávez ni a la Cuba hundida en la miseria de los hermanos Castro. Yo quiero que el Perú sea un país libre y con una economía en crecimiento que alivie a los más pobres. Quiero sin duda ninguna que el Perú siga el camino de Chile, no el de Venezuela. Por eso no votaré este domingo por el señor Humala y en la segunda vuelta votaré por quien enfrente al señor Humala.

Espero que quien enfrente al señor Humala en la segunda vuelta sea la señora Fujimori. Tengo por ella un gran respeto y una gran admiración. A pesar de su juventud, es una mujer que ha demostrado su tranquila inteligencia, su serenidad y firmeza en los momentos adversos (que no han sido pocos) y su tolerancia a las críticas más despiadadas sin perder el talante y la sonrisa. Creo que la señora Fujimori, además de ser una buena esposa y una excelente madre de familia y una hija ejemplar, sería una magnífica presidenta del Perú. Creo todo esto porque la señora Fujimori ha demostrado que es humilde cuando le corresponde serlo y que sabe delegar responsabilidades en personas serias y competentes como quienes ahora la rodean. Creo que, a diferencia del señor Humala, la señora Fujimori, precisamente para no parecerse al gobierno autoritario y corrupto de su padre, hará su mejor esfuerzo para presidir un gobierno respetuoso de las formas democráticas y exento de pillos y bribones como los que se apandillaron con su padre en la década de los noventa. Así como el señor Alan García tuvo una segunda oportunidad para demostrar que había aprendido de los errores de su primer gobierno (oportunidad que, a pesar de sus malos números en las encuestas, creo que no dilapidó), la señora Fujimori, de ser elegida presidenta, tendrá el desafío histórico de demostrar que la fuerza política que fundó su padre y que ella ahora representa con bríos ha aprendido de sus errores y no caerá en las trampas del autoritarismo y las pillerías que viciaron el gobierno de su padre. Estoy seguro de que la señora Keiko Fujimori se rodeará de personas de probada honradez (la presencia de Rafael Rey es una clara señal al respecto) y que su gobierno será uno de reconciliación nacional, de respeto a las libertades públicas y de crecimiento económico a favor de los más pobres.

El Perú debe elegir este domingo si quiere parecerse a la Venezuela de Chávez o al Chile próspero y con creciente justicia social de Bachelet y Piñera. Si queremos seguir el camino prepotente y antiliberal de Chávez, voten por el señor Humala. Si queremos seguir el admirable crecimiento económico de Chile, que en las últimas tres décadas ha logrado rebajar la pobreza de 44 a 14 por ciento, votemos por la señora Keiko Fujimori.

Por supuesto, respeto y aprecio a quienes piensan votar por los señores Toledo, Kuczynski y Castañeda. Pero, con todo el respeto que me inspiran quienes así piensan votar el domingo, creo que, estando los tres rezagados respecto de la señora Fujimori, votar por ellos es, en cierto modo, hacerle un favor al señor Humala. Es evidente que los señores Toledo, Kuczynski y Castañeda representan básicamente el mismo modelo de libertad política y crecimiento económico. Entre los tres suman casi la mitad de las preferencias electorales. Hubiera sido deseable, pensando en el Perú y no en sus pequeñas ambiciones, que unieran fuerzas alrededor de uno de los tres. De haber sido capaces de un gesto semejante de madurez y desprendimiento, con seguridad ese candidato pasaría a la segunda vuelta. Pero los tres se han disputado ferozmente, y a menudo cayendo en penosas vulgaridades y tristes deslealtades, la misma porción de las preferencias electorales. Por eso, en la última encuesta de Apoyo, ninguno de los tres está en el segundo lugar. Quien está en segundo lugar es la señora Keiko Fujimori. Solo por eso, y porque estoy convencido de que en una segunda vuelta la señora Fujimori prevalecerá sobre el señor Humala (quien, en mi opinión, derrotaría fácilmente al señor Kuczynski en una segunda ronda, y tal vez derrotaría también al señor Toledo, que tiene el mal sabor del plato repetido), invito a quienes piensan votar el próximo domingo por los señores Toledo, Kuczynski y Castañeda a que, pensando en el bienestar del Perú, voten en cambio por la señora Keiko Fujimori.

Después de leer las últimas encuestas, y convencido como estoy de que en la segunda vuelta el señor Humala solo perderá si tiene como rival a la señora Fujimori, votaré este domingo por Keiko Fujimori, una mujer que no se ha metido en esta pelea electoral por ambiciones personales sino por amor a su padre, porque el destino le planteó un desafío mítico que ella tuvo el coraje de aceptar y no esquivar, porque su candidatura se funda no en desbordes ególatras o en apetitos de poder sino en la sabia resignación de quien acepta cumplir la ardua misión que el destino le ha encomendado, aun a expensas de complicarse la vida personal y familiar. Tengo tres hijas. Cuánto quisiera que mis hijas, si llego a los setenta y dos años, me quieran como Keiko Fujimori quiere a su padre ahora en prisión. Por eso, respeto y admiro a la señora Fujimori y votaré por ella este domingo.

Sin embargo, si la segunda vuelta, contrariamente a mis deseos y vaticinios, fuese entre el señor Humala y el señor Toledo, votaré en esa segunda vuelta, sin duda alguna, por el señor Toledo o por el candidato que enfrente al señor Humala, sea la señora Fujimori, el señor Toledo o, lo que parece más improbable, el señor Kuczynski o el señor Castañeda.

Invito cordialmente a mis compatriotas a votar este domingo por la señora Keiko Fujimori y, en la segunda vuelta, a votar por la candidata o el candidato que se enfrente al señor Humala. Creo que de este modo lograremos conjurar la sombría amenaza de que el Perú siga el camino de la Venezuela de Chávez, que es el camino seguro a la pobreza económica, el envilecimiento de la democracia y el recorte de las libertades personales.